INDIAS BLANCAS
Novela que
catapulta al reconocimiento nacional de la escritora argentina, Florencia
Bonelli. Publicada en el año 1999 y que cosechó un gran número de lectores del
género histórico romántico. Junto a otras escritoras de la provincia de Córdoba
se presenta como precursora del género.
La historia cuenta
con Laura Escalante como protagonista principal, una joven de la sociedad de
Buenos Aires, de familia acomodada; de carácter intransigente, decidida, con
fuertes convicciones y gusto por la lectura. Ante la llegada del telegrama que
le envía el Padre Marcos Donatti, donde le informa que su hermano Agustín, también
sacerdote, está enfermo de Carbunco, la joven emprende el viaje al monasterio
de Río IV, provincia de Córdoba, dejando tras de sí todas aquellas barreras
sociales y preceptos que la condicionan, junto a la ayuda de su nodriza María
Pancha y del Doctor Julián Riglos, eterno enamorado de Laura. El amor, las
traiciones y el descubrimiento de sus primeras pasiones llegarán en tierras
cordobesas y de manos del indio ranquel Nahuel Truz Guor; empañándose luego con
mentiras, más traiciones, engaños y muerte. Al llegar a Río IV Laura recibe un envoltorio,
destinado para su hermano, abriéndose así la arista de otra historia que gana
fuerza en la novela: la vida de Blanca Montes.
Dentro del
envoltorio, Laura encuentra un cuaderno, con las iniciales MP grabadas en la
tapa (María del Pilar, su bisabuela), allí irá descubriendo, en las memorias de
Blanca Montes, la historia de su tía y al mismo tiempo, irá enlazando resabios
del pasado de su propia familia y atando cabos de la historia en el presente.
Dichas memorias entran en juego en la trama principal tornándose en un relato
paralelo, en diferente voz narrativa y tiempo histórico, remitiendo al pasado
familiar. En sus memorias Blanca expresa su juventud, el vínculo con su padre,
su tío Tito, su nodriza María Pancha, su prima (madre de Laura), su esposo; el
Gral. José Vicente Escalante, su rapto como cautiva y su vínculo con el cacique
Mariano Rosas.
Las primeras
entradas de las memorias pueden llegar a resultar, para el lector, como muy
invasivas a la historia presentada hasta el momento. Muchos personajes del
pasado aparecen citados y los lazos sanguíneos o relacionales se explayan
dificultando, a priori, la comprensión. Conforme avanzan los capítulos, el
ritmo y el dinamismo de las dos partes (la de Laura y la de Blanca), se
disfruta por su gran construcción. Por momentos se quiere saber más sobre esta
historia que la de la protagonista principal. Blanca se apodera la novela…
El aliciente es que
ambas historias convergen en cierto punto y se complementan al momento de
comprender la visión de estas INDIAS BLANCAS. En ambas descubriremos la
transición de las mujeres para reconocer, inmersas en un gran amor, el poder
transformador y redimirse de todo precepto social, cultural y religioso. El componente erótico de ciertas escenas está
presente, con lenguaje que acompaña el relato y no cae en lo burdo u obvio. Al
respecto noté ciertas repeticiones de esas escenas o escenarios, presentes en
otras novelas de la autora como en Jasy; primera novela de la Trilogía del
Perdón. (Recomendable de hecho).
Muy buena novela
para iniciarse en el recorrido lector de la autora o bien del género en
cuestión. Amalgama muy bien la historia con la ficción. Conoceremos parte del
contexto, visiones de personajes reales como Mariano Rosas, Juan Manuel de
Rosas, Lucio V. Mansilla, en su expedición Tierra adentro, en el país de los
ranqueles.
La novela Indias Blancas forma parte de una
bilogía por lo tanto la historia continúa en el siguiente libro: INDIAS
BLANCAS, LA VUELTA DEL RANQUEL. El cual se vuelve necesario al culminar
esta primera parte pues quedan nudos aún sin cerrar, la tensión en suspenso y
el deseo lector por seguir conociendo más de esta apasionante historia.
VALORACIÓN: 8/10 PUNTOS.
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