lunes, 18 de octubre de 2021

Reseña: LAS PRIMAS. AURORA VENTURINI

 

LAS PRIMAS

“AQUÍ TERMINO DE CERRAR OTRA HERIDA SUMADA A MUCHAS QUE NUNCA HE CONFESADO PORQUE LO QUE NO SE CUENTA ES COMO SI NO HUBIERA OCURRIDO”

Novela de iniciación. Cruda, realista, irónica, sin concesiones ni eufemismos y, al mismo tiempo, ácida y humorística en su forma de contar lo cruel o punzante del relato.  En Las primas Aurora Venturini plasma la vida de un grupo de mujeres vulnerables y vulneradas por las situaciones que les toca transitar y por las condiciones que las limitan.


La historia nos es presentada por Yuna López o Riglos , apellido de alcurnia que toma para firmar sus obras de arte.  Acompañamos a la protagonista desde su niñez hasta la adultez, periodos claves en la configuración de la personalidad y carácter de la joven. Su minusvalía refiere a la incapacidad de construir un hilo narrativo de la palabra, “el arte de hablar” como ella define su dislalia. Sus pesares, ideas, desacuerdos y críticas lo relata por escrito pues por este medio la palabra se le hace amiga y es capaz de construir un relato lánguido, sin descanso y con prisa, tal como brotan de su mente. “Cuando pienso pronuncio vocablo finos y cultos que se me niegan en la palabra hablada”. De esta manera no repara en signos de puntuación por lo lacerante de sus ideas. Gradualmente veremos el crecimiento en la construcción de los textos, sus pensares y  léxico. La consulta frecuente al diccionario hace que Yuna amplíe su vocabulario; y su interés en la formación del arte hacen que se nutra y empape en este campo logrando cierta refines, cultura y bagaje; lo distintivo en ella en medio de su familia tan plana y corriente.

Yuna es la artista de la familia. Es sus pinturas, a las cuales titula mientras se las diseña en su mente, refleja aquello que la congoja o bien, son alegorías en alusión a sus familiares. “Vuelvo a mis cartones y pinto mis sentires dudas y singulares formulaciones acerca de la vida, el devenir y la muerte”. Su rol artístico es menospreciado por su madre y su tía Nené quienes la vapulean con comentarios lacerantes relativos a que sus obras son meros mamarrachos. El único que confía en ella es su profesor, que pronto tendrá más injerencia en la historia. Es el que apuesta por Yuna y cumple un papel importante como  mediador de conflictos y resolutivo en otros casos. Su figura, que podría pensarse como paterna en cierto punto, es crucial para Yuna, aunque ella sabe que la  ausencia de su padre no puede ser rellenada con cualquier presencia.

Una novela que aborda los vínculos familiares, en una familia disfuncional, y que todo el elenco coral de la obra tiene un fuerte condimento en la historia que condiciona la trama y crean las vicisitudes a las que están expuestos todos: madre Clelia, Betina, tía Ingrazia,  Carina, Petra, tía Nené y Rufina. Funcionan como una gran red donde cada tira y afloje incide y repercute en cualquiera de la historia. Sexualidad y desarrollo, aborto, muerte, prostitución, vendetta, tristeza, menosprecio, engaños, aceptación, superación y confianza son los temas que se entreveran en las páginas condicionadas por la minusvalía de sus protagonistas. Aún en este panorama, Yuna busca en su independencia la libertad y la autonomía que le serán clave para, por un lado, distanciarse de su familia, y por otro, volver a comenzar, a partir del olvido, como el ave golondrina capaz de ir y venir “y nunca para definitivamente en sitio alguno”. El solvento económico por la venta de sus obras permite ayudar en su casa y permitirse soltar para poder abrir sus alas.

Una novela de aceptación, superación, unión a su manera, y de gran componente crítico. Una historia que va más allá del conformismo, que irrumpe en los modos de narrar y que permite comprender siendo empático con las realidades a las que están sumidas estas mujeres donde a “cada una de nosotras nos fallaba o faltaba algo” como se/las define Yuna.

Gran obra de Aurora Venturini que se presenta como una entrada triunfal a su pluma y estilo literario. Una  ficción con corte autorreferencial pues Venturini afirmó “LAS PRIMAS SOY YO”; con un ritmo creciente y madurativo, como su protagonista que parte desde la ingenuidad y curiosidad hasta configurarse como la artista talentosa y pensante de la familia con un gran grado de criticidad y arraigo de la realidad presente.

VALORACIÓN: 10/10 PUNTOS.

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